jueves, 21 de abril de 2011

Domingo de Ramos

Apuntes de aquí y de allá

El calvario de la palma

Ramón Sosa Pérez

Ante la proximidad de la Semana Mayor, salta la inminencia del retorno a la tierruca y entonces reaparecen cuadros de añoranza y recuerdo de otros tiempos, idos ya, cuando los llamados días santos eran lazo que ataba la reflexión contrita de los católicos en expresiones de recogimiento familiar, amén de ocasión para transigirse con el dispendio de la buena mesa hogareña. En los pueblos interioranos merideños la tregua implicaba cercanía con el precepto de la privación, del ayuno y de la penitencia, observado con rigor por los mayores y desobedecido apenas por una generación que se adelantaba siempre a romper los moldes tan severamente custodiados por padres y abuelos. No hemos arrinconado estos inventarios de la memoria, repasados en pasmosa analogía por sus protagonistas en Semana Santa. Domingo de Ramos, amasijo del pan, las maporas que suplían las canicas de cristal, el trompo, la Cívica, el Lavatorio de los pies, las Siete Palabras y la Misa de Resurrección, eran los cuadros del costumbrismo que más nos impresionaban.

Se hace abundosa la memoria para trasladarnos al Mucutuy de mis recuerdos y referir que en casa de los pudientes había ambiciosa mesa para el menesteroso, eternizando la senda que hacíamos para la provisión que mi casa repartía en hogares de poca despensa como los de Filomenito y Nicasio Díaz, Pedrito el de los canastos o Toñón Altuve, sin olvidar que eran convidados a nuestra mesa el sargento Pedrón y los caciques del Paradero y Mucurizá, entre quienes estaban Dominguito Dugarte y Antonio Rangel. Ellos integraban La Cívica; guardia pretoriana que escudaba el cuerpo yacente del Señor desde el viernes de Pasión hasta el sábado de Gloria. Don Eladio Yzarra, legatario del Santo Sepulcro, atendía la logística de La Cívica en Mucutuy. En días previos a Semana Santa, los milicianos cruzaban la empedrada calle con campechano garbo marcial, seguidos de la chiquillada que se animaba con los ensayos. Íbamos en algarabía, hasta que algún enmohecido rifle estrujado con picardía sobre el vetusto pavimento, nos ponía en polvorosa. Pedrón Rangel dirigía La Cívica y uno de la soldadesca ocupaba lugar en las mesas familiares de Jueves o Viernes Santo.

Invariablemente a mi casa acudía el sargento, egresado de las montoneras del gomezalato que en los pueblos del sur se atesoraban como reliquia y que los muchachos nos embelesábamos con su particular atavío, sobre todo cuando arrastraban las viejas escopetas en la noche de Gloria y sus trabucos nos desperezaban soñolientos en la banqueta de la iglesia. Recuperados del letargo, repasábamos en cándida cuenta regresiva lo que había ocurrido en los días precedentes hasta llegar al Domingo de Ramos, cuando el sacerdote reclamaba penitencia, mientras su diestra bendecía las palmas de la procesión. Precisamente, el Domingo de Ramos guardaba sitial especial en nuestra retina. Desde el sábado llegaban al pueblo los “cargadores del ramo”, que desde lo alto de las frías montañas de Mocomboco y Mucucharaní acarreaban la codiciada planta que semejaría la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, en medio de la multitud que lo saludaba como Hijo de Dios.

En los altares del sur había pródiga expresión de bondades artesanales que incluían tejidos y calados con las hojas de palma, cuyos motivos causaban admiración. El tiempo y la frecuencia con que revisamos la disminución de la calidad de vida en escenarios urbanos, nos lleva a reflexionar sobre el deterioro al ecosistema que causa la devastación de inmensas zonas que fueron ricas poblaciones de Palma de Cera (ceroxylon). Sabemos que el dilema entre tradición cristiana y conservación ambiental viene de años y que la palma es símbolo de fe que muchos creen insustituible, pero no es menos cierto que por su tala desigual la especie está en cuarentena y sin duelos aparentes.

Un reciente trabajo de la ambientalista y cronista de Boconó, doña Lourdes de Isea, admirada por su valiosa tarea de celadora de nuestra fortaleza cultural andina y custodio de la biodiversidad nacional, nos ha puesto en autos ante la urgencia de sumarnos a la preocupación de alertar sobre el riesgo que enfrenta la palma de cera. A ejemplo está el Ministerio del Ambiente en Ecuador, que desde hace 8 años advirtió su rápida extinción, igual ha ocurrido con México y Bolivia, en éste último se habla incluso del Viacrucis de la Palma, revelando el suplicio de la especie. En Bogotá, las comunidades han propuesto llevar el Domingo de Ramos otras plantas en tarros y potes, trocando el día en ocasión para defender la naturaleza antes que agredirla, destruyendo las menguadas poblaciones de palma. Quizá nosotros pudiéramos ensayar con modestos viveros en las casas y motivando nuevos plantíos que el año próximo recuperen espacios para la palma de cera. Eso seguramente nos reconciliaría con la naturaleza y devolveríamos la tradición cristiana de la Semana Santa, con mayor realismo y responsabilidad, a nuestros pueblos. No estaría de más que nuestros pastores lideren la propuesta. ramonsosaperez@yahoo.es

martes, 19 de abril de 2011

Semana Santa en los Pueblos del Sur Un Lindo Peregrinar


SEMANA SANTA EN LOS PUEBLOS DEL SUR”

Và Crucis El Peregrino de la Montaña

Canaguà


Pbro. Edduar Molina Escalona*


En la noche del Domingo de Ramos, con la encomienda hecha al Señor en la vieja Capilla de Estanques, el “Cristo peregrino de la montaña” llevado en hombros de Don Pablo Hernández,su esposa Socorro Duran, sus fieles amigos y familiares, nos invita a enrumbarnos a la extraordinaria experiencia de una “semana santa en los pueblos del sur”, comenzando por el más largo Vía-crucis de 85 kilómetros.
El recorrido abarca tres tramos, desde Estanques hasta el páramo “Las Nieves”. Con las estaciones del frío serranero, la densa neblina y el silbato de los fuertes vientos se asciende hasta la segunda etapa, el pueblito de El Molino. Hay fiesta y algarabía, el número de participantes va aumentando; para iniciar la tercera etapa, desde el Molino, hasta el “Parque del motor”, pautada la llegada para el día miércoles santo.el Vía-Crucis, llega hasta el pueblo de Canaguá, acompañado de un gran número de jóvenes, de varios sitios de la geografía regional. El pueblo de Canaguá con su párroco, salen a recibirlos con un verdadero encuentro fraterno de devoción y fe que desde hace quince años se viene celebrando. Con oraciones, abrazos y lágrimas los devotos peregrinos son recibidos en el Gólgota de la esperanza y la caridad de nuestros coterráneos sureños. A partir del Domingo de Ramos, las calles de los humildes poblados son abarrotadas por los amigos del campo que llegan con sus palmas para ser bendecidas. Muchos hacen sus “mudanzas” a las casas del pueblo, con sus verduras, quesos ahumados y pan casero para participar de lleno en las celebraciones de la liturgia de este tiempo. La profunda fe y rica tradición cristiana, formada por los curas doctrineros, en la conciencia de nuestros pueblos surmerideños, llevan a observar a cabalidad las duras prácticas cuaresmales: el ayuno, la abstinencia de carnes, el guardar los “días santos” de la rutinaria faena del campo, “aprontando” lo necesario para el bastimento”, todo ello en la más hermosa convivencia cristiana, no se debe proferir palabra de insolencia, se perdonan faltas, matizando con el jolgorio de la chiquillada en los juegos de trompo, los joques, las metras, el burro, y tantos más, que alegran el ambiente austero y rígido del devocional católico de antiguo, aún fresco en la memoria de nuestros abuelos. El Lunes Santo el humo de los antiguos hornos de ladrillo, anuncian que el pan criollito ya esta listo. Todo un trajinar familiar, pero también reencuentro fraternal.
El Martes Santo una comisión destacada de cada parroquia, acompaña a sus ministros para la “Misa Crismal”, ocasión propicia para revivir el misterio de la unidad y comunión de nuestra Iglesia, en torno a la figura del Obispo, los sacerdotes renuevan sus promesas y los fieles hacen entregan la “Campaña Compartir”, noble gesto para el apostolado social. El Miércoles santo se engalanan de trajes morados para la gran procesión del Nazareno, un ferviente recorrido por las calles del pueblo lleva en hombres la figura de Cristo que carga con nuestros pecados. El Jueves Santo se expresa con gran variedad, “los siete potajes”, manifestación genuina del ágape pascual. Las familias se invitan a compartir las delicias de sus platos reúnen en horas del mediodía: las sopas y caldos criollos, el mute, el palmito, el pescado, los atoles y los dulces de cabello de ángel, higos y lechoza, junto al majarte, hacen de esta fiesta la añoranza de cada año. El Viernes Santo se puede disfrutar de las escenas de la pasión y muerte de Nuestro Señor, los jóvenes y mayores presentan el mejor repertorio: hay llanto en las dolorosas, gritos y furia en los soldados romanos, dolor en el rostro de la Madre, sufrimiento y entrega en el personaje principal: Cristo crucificado. En los campos no se oye el repicar de las campanas, sino el lamento de la “matraca”, son días centrales, las ceremonias litúrgicas, vividas con fe y devoción por las familias
Sureñas; la humildad del lavatorio de los pies, la bella estampa del monumento al Santísimo, adornado con las naturales orquídeas y flores de nuestros campos, invitan a la más sublime meditación de los misterios de la Pascua. El sábado santo la fiesta de la Resurrección se inicia con la bendición de la luz, las velas de cera, hechura de las manos callosas de nuestros campesinos, hacen el gran lucernario de la noche, seguido del canto de Gloria.
Verdadero acontecimiento pascual, se rompe el velo del templo, en la noche oscura, una gran luz destella, es el Cristo muerto que ¡Ha resucitado!...hay repique de campanas, estruendo de la pólvora, los soldados salen corriendo por el centro de las iglesias, los niños vestidos de ángeles entonan el Aleluya y una gran alegría se contagia entre los asistentes. Le sigue la bendición de la fuente bautismal, en humildes “taparas” los campesinos llevan el agua para ser bendecida y luego utilizada como sacramental en los hogares, otras veces para ser enterrada en la sequía de sus potreros, pues por seguridad de fe allí nacerán las nuevas fuentes cristalinas para bendición de todos. De este modo el reservorio espiritual de nuestro estado Mérida, resalta sus mejores y auténticas muestras de fe y vida cristiana, honda tradición y ferviente piedad en el Señor que vive en medio de su pueblo.

Visita esta enlace: http://www.youtube.com/watch?v=1lH-62hF4jg




viernes, 23 de abril de 2010

Canaguá

Hola a tod@ que Dios los bendiga donde quiera
que cada uno de ustedes este,... vi una pagina que estaba en el grupo
de canaguà Merida y vi este link y me pareció super
lindo y son las cosas lindas y positivas que hay que mostrar para que
nuestra cultura se siga manteniendo en el tiempo.

Fuente: http://www.lasrecetasolvidadas.com/


Pueblos del Sur.

Los Pueblos del Sur están ubicados en Venezuela, en la región de los Andes, y más precisamente en el sur del estado Mérida. Está región geográfica abarca los municipios Aricagua, Arzobispo Chacón, Guaraque, Padre Noguera, así como parte sur de los municipios Campo Elías, Libertador, Sucre y Antonio Pinto Salinas.

Fuente : http://pueblosdelsur.wordpress.com/los-pueblos-del-sur/

miércoles, 21 de abril de 2010

BATALLA DE ATAQUE.

Año de 1813. Los caminos indomables de la lejana serranía traen la gran noticia de libertad. Las cinco águilas de Don Tulio emprenden su más alto vuelo por los vientos libertarios de la majestuosa sierra, dejando en su canto el elogio más sublime con el titulo: “Libertador”, es el paso de Bolívar, que junto a una multitud de Quijotes se dispone a visitar la Ciudad cimentada en lo alto del monte. Campaña Admirable de coraje, de sacrificio, de lucha inquebrantable por dejar sembrado en la más alta de las urbes de la Patria un sueño de igualdad, de justicia y hermandad.

Pero más allá de la Mérida serrana, enclavado en medio de imponentes montañas y bañado por su río, con sus aires de llano, se asienta el histórico Mucuchachí. Su nombre ya nos habla de pueblo de indios, pues para el 4 de septiembre de 1597, se conocía como parte del Valle de Mukaria, o doctrina de la tierra de las orquídeas Aricagua. Con su paisaje agreste preservó como sagradas reliquias los vestigios de su indígenas mucuchaches, lejos de todo contagio de la influencia civil española.

La crónica nos relata unos nativos adoctrinados por los Misioneros Agustinos, venidos de Aricagua. Y como su primer cura de almas, Fray Pedro de Mendoza. La evangelización tenía su más genuino acento, gracias a los distantes estragos del colonizador, el nativo sureño recibió en cambio al misionero convertido sin duda en su padre, maestro, hermano y compañero de camino. Con la mano en el crucifijo y con la predica en los labios, se hizo la espada de doble filo para mostrar lo desconocido: los misterios de la fe. Pero también en el látigo que reclama y se hace “voz de los que no la tienen”.

Así se registra en la historia que en los primeros días del mes de Enero, del admirable 1813, cuando aún no había pisado Mérida el Brigadier Bolívar. En el suelo sureño no se conocía con detalles el inicio de su campaña admirable; pero en el corazón del cura del Morro, José Luis Ovalle, pregonero de la Buena Noticia de todo este vasto territorio, se aguardaba un fuerte sentimiento de amor por la Patria; azotada y desvastada por los abusos de la Corona. Su profunda vocación sacerdotal le llevó a mantenerse fiel al cumplimiento de la misión del Mesías: “dar libertad a los cautivos”. Con su mayor arma: La Palabra Divina y el testimonio preclaro de un auténtico “Apóstol de Cristo”. En sus predicaciones penetraba hasta lo más profundo en las almas de sus fieles el sueño libertario.

No tuvo investidura militar ni laureles militares, pero si relevante humildad franciscana, pasión por su pueblo, fidelidad a su Iglesia y compromiso por los más pobres. Como relámpago apocalíptico iluminó las almas nobles de sus creyentes campesinos. Su voz profética lo convirtió en el Juan Bautista que preparó el camino al Libertador. El ambiente es primaveral, el sol brilla en todo su esplendor, pero también corría la desoladora noticia de aguerridas tropas comandadas por el General Contreras que se movían desde Bailadores hacia el sur merideño. Por la mente del Venerable Cura, quizá pasaron imágenes de muerte, oscuridad, tristeza y desolación. Pero su alma henchida de la fuerza divina hizo que aquel apóstol de la montaña, con acierto, entusiasmo y dispuesto a ganar la corona de gloria que no se marchita, con la valentía de ofrendar a la Patria hasta el sacrificio de su propia vida, logra reunir en los valles de Santa Bella a trescientos feligreses. Como la escena bíblica del pueblo caminante por el desierto, pequeño ante la grandeza del Faraón, pero grande por la mano provisoria y el brazo extendido del Señor. Así fueron estos fieles guiados por el heroico levita.

El paso por esta aldea era obligado. Caminos del llano y del cerro, subida del cabestrero y arriero, de sueños y esperanzas. Tiempos después cuentan que pasó por allí la reina Urbina con sus codiciados tesoros. Era el día 30 de enero de 1813, antes de despuntar la aurora, el cura José Luís Ovalle invocó al cielo la Madre del Pilar bendijo sus ejércitos, impuso el santo escapulario que les sirvió de coraza, con los fusiles en mano y con un solo grito: ¡libertad! Irrumpieron en el silencio monacal de la montaña, una humarada de pólvora guerrera veían los vecinos del pueblo, quienes se unían a los patriotas venidos hasta de Acequias. Eran un solo equipo bajo el mando firme del ministro del altar, pronto la mano del Señor de los ejércitos hizo posible la derrota a las funestas tropas realistas. Humilladas así no pudieron profanar el suelo sagrado de los tatuyes que ciento catorce días después pisaría el General libertador de los treinta años. El grito de libertad en la Campaña de Mucuchachí fue entonces el primer saludo de fúsiles victorioso que la provincia merideña anticipó al fresco los laureles del combate.

El prócer de sotana tuvo la dicha de ser contado entre los heroicos patriotas que recibieron al libertador frente a la casa consistorial de Mérida. En sus ojos brillaba la ilusión de ver en persona aquel caraqueño de alma grande y brillante como el cielo de enero en las noches sureñas de su combate. Unas letras escritas en el reposo del alma, daban cuenta al Libertador de su hazaña y sus visiones de futuro auguraban un nuevo nacimiento para la América: la independencia de sus hijos. Documento que Bolívar envió el 26 de mayo de 1813, en carta dirigida al Presidente de la unión Camilo Torres que comenzaba con estas emocionadas frases: “Tengo el honor de incluir a vuestra excelencia la adjunta declaración que el presbítero José Luís Ovalle, cura del pueblo del Morro en esta provincia, ha dado sobre el estado de Venezuela. Vuestra excelencia verá que es el más favorable que puede presentar la fortuna: Monte-Verde prófugo: Cumaná en manos de mil feligreses; los pueblos en insurrección y las fuerzas Españolas en el ultimo grado de debilidad. O excelentísimo señor, quien no vuela a socorrer a nuestros hermanos que luchan por la libertad. Y cuál no será nuestro dolor si llegamos tarde, después de tantos sacrificios o si sucumben ellos por falta de nuestros auxilios.” Perenne testimonio de heroísmo y amor por la Patria de este cura de pueblo. Con el nombre de “la columna de piedra blanca” se recordará por siempre, en la colina de Santa Bella, este grito de libertad de nuestro suelo surmerideño.


Pbtro. Edduar Molina Escalona

cronistacanagua@hotmail.com


miércoles, 31 de marzo de 2010

Canaguà

Canagua estado Merida


El municipio Arzobispo Chacón se ubica al sur del estado Mérida. Venezuela Su capital es la ciudad de Canaguá. Los primeros pobladores que llegaron a estas tierras eran de origen europeo, personas bien formadas socialmente, con un grado de cultura, y un conocimiento más o menos del idioma, casi todos sabían leer, escribir y contar, de uniones bien formadas en el matrimonio, sin vicios, ni malas costumbres, con un criterio bien establecido sobre el amor a Dios y al prójimo, principios fundamentales de una sociedad, por lo que aquí se formaron familias de primera calidad, no sólo en cuanto a responsabilidad, sino también en personalidad; muchos o quizás todos, eran de tez blanca, cabellos claros, lisos, y ojos verde-mar, más altos que pequeños, con facciones perfectas, y de una belleza excepcional, no hubo uniones ilegales, mucho menos personas entregadas al vicio o al crimen, que jamás tuvo lugar en la comunidad, las familias unidas y eminentemente trabajadoras no daban tregua a la ociosidad, violaciones no existieron ni siquiera en la mente de algún miembro de la comunidad, porque el sagrado concepto del santo temor a Dios se mantenía como principio en la forma de vivir y de pensar.



CLIMATOLOGÍA DE CANAGUA

Relieve montañoso y extendiéndose en bajíos hacia los llanos, límites con el Estado Barinas. CLIMATOLOGÍA. La climatología es la ciencia que trata el estudio de la temperatura y la atmósfera de una región. En efecto, para determinar el clima en el sur merideño se ha hecho una investigación previa sobre el conjunto de los elementos meteorológicos que fijan la temperatura entre los 12,5° C. y 24º C. El Clima en la población de Canaguá, se caracteriza por ser templado y saludable, estas características las determinan el régimen de precipitación y la temperatura.


TRADICIONES


ESTAMPAS DE NUESTROS ANCESTROS.

En diciembre el sur merideño se viste de gala para celebra el advenimiento del Niño Dios. En el recuerdo evocamos los Aguinaldos en las madrugadas del 16 al 24 de diciembre. También la Novena del Niño Dios acompañada con parrandas de cuatro, charrasca, guitarra y violín, junto a la pólvora alegre, profusa y bullanguera, una singular oportunidad para el sano disfrute y alegría familiar. La música típica en la plaza del pueblo, animando las veladas con cánticos, aguinaldos y villancicos, las procesiones en la Novena del Redentor, el preparado de la tradicional hallaca, el pan de jamón y el dulce de lechosa; las posadas de los Santos Esposos en solicitud de asilo. Desde hace muy pocos años se ha convertido en tradición realizar del 15 al 23 de diciembre, las caravanas de carros, conformadas por las diferentes instituciones del pueblo. De igual manera se acostumbra todos los 31 de diciembre, llevar a cabo las corridas de los famosos toros de candela y la quema del año viejo. La mano Generosa del creador esparció bondades sobre estas tierras que han visto germinar la semilla del Evangelio en numerosas vocaciones religiosas. El antiquísimo devocional del rosario en familia perduran en los hogares nuestros.

Esta costumbre cristiana comparte privilegios con el Advenimiento del Salvador en diciembre y la pasión de Jesús en la llamada Semana Mayor. En Semana Santa desde muy temprano y a partir del día martes, las familias se preparan para aprontar la leña para el “amasijo” en medio del ajetreo del día debe hacerse el pan y cocerlo en el antiquísimo horno de ladrillo... El miércoles comienzan a prepararse los confites, delicias y manjares, porque el jueves se consumen los 7 potajes y el viernes es día de ayuno; según rige la norma cristiana, no se debe trabajar en casa estos dos días santos. Tampoco deben ocuparse de las menudencias de la cocina.


Esto, es sencillamente, faltar a la observación católica. Los trompos, las maporas el burro y tantos otros juegos que recrearon la infancia, volverán para la época, como también hay quienes apuestan su plata jugando agiley y nueve con la baraja.. la chiquillada en los ríos haciendo piruetas o contemplando remansos, es parte de la tradición en el sur merideño. Se escenifica la Pasión Viviente con gran fervor y profesión de fe. Desde hace más diez años, la familia Hernández Durán realiza el largo vía crucis desde Estanques a Canaguá (“El Peregrino de la Montaña”). Además se lleva a cabo desde hace algún tiempo, todos los viernes de la Semana Santa el Vía crucis Viviente de la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo y quien personifica a Jesús es el joven Alexis Roa. La Patrona de Canaguá es la Virgen del Carmen cuya festividad reviste especial brillo de cada año.


Después de los oficios religiosos tiene lugar los actos profanos de las ferias de Canaguá con la celebración de los bailes populares, desfile de carrozas, templetes, vendimias, competencias deportivas de alta competencia y juegos populares; y en algunas ocasiones corridas, rodeo americano y coleos de toros; para nosotros los moradores de esta bella tierra, la celebración de estas festividades simboliza el reencuentro en la fe, la oportunidad para la sana expresión de la alegría y para la acción de gracias al Creador. Se conserva imborrable algunos legados de los aborígenes, como la elaboración de algunos platos típicos: como el pescado, sancocho, hallaquitas de maíz pelado y maduros; conservas y dulces: de maíz, higo, auyama, berenjena, buñuelos, melindre, biscochuelos, almojábanas, majarete, arroz con coco, melcochas, corrunchete, amasijo de pan; alimentos que procedían del Maíz, yuca, papa, plátano entre otros y que se realizan en distintas épocas del año.


Canaguá en el aspecto socio-cultural.


Fecha:1920-1965


PERSONAJES IMPORTANTES.



Presbítero Adonay Noguera Mora. Levita que nació en la aldea Capurí de la Parroquia Libertad. Hizo sus primeros estudios en su aldea natal, luego ingresó al Colegio Sagrado Corazón de Jesús de La Grita, Estado Táchira, donde obtuvo el título de Bachiller en Filosofía y Letras. Después fue enviado al Seminario de Scherpenheuvel en las afueras de Willentad, isla de Curazao, dirigido por los padres Dominicos Holandeses de donde regresó como sacerdote. Fue cura párroco de Canaguá, Mucuchachí, Mucutuy, Aricagua, El Morro, Santa Bárbara de Barinas, El Real y Obispos, Estado Barinas. Clérigo con tantas bondades y eficacia, que dejó una huella imborrable por sus virtudes y su amor al progreso en todos los pueblos por donde pasó. Estudió las posibilidades viales entre los pueblos del alto llano Barinés, los Pueblos del Sur y el Páramo Merideño, por donde atravesaría la carretera transandina. Dirigió la construcción de varios caminos y templos, y trabajó sobre la roca a pico y pala, como un obrero corriente; estimulando con el ejemplo el sentido del progreso comunal entre sus feligreses. Atravesando selvas en su mula parda, llevó el auxilio espiritual y corporal a sus hijos dispersos por tan grande y accidentado territorio.


Fue un cura caminero para las gentes sin rumbo; un cura maestro para los niños ignorantes; un cura agricultor para los labriegos; y un cura médico de cuerpos y almas, con remedios en la valija y alimentos en el “pollero”. “El Padre Adonay murió como vivió, solo, tranquilo, humilde, compasivo, pobre, muy pobre, de limosna, porque todo lo supo dar, hasta su vida. Así debieron ser los santos. No hay otra manera”. b. Rodolfo Mora. Educador, humanista, jurisconsulto y tribuno. nació en Canaguá; cursó sus estudios en Mérida y regresó después poseído de amplia cultura, y entregó su capacidad pedagógica a los jóvenes de aquella época. Mantuvo un antiguo teléfono de “Manilla”, que comunicaba con las poblaciones de Capurí, Guaraque y Pregonero. c. Camilo Contreras. Es el primer maestro que conocieron los hijos de Canaguá; fue un educador ejemplar y un enamorado de la vida rural. Cultivó la poesía junto al paisaje físico de su propiedad en la aldea la Laguna; era nativo de esta población. d. Don Eugenio Mora Molina. Como presidente de la junta comunal, desplegó una encomiable labor material y social, construyó con ayuda de la comunidad el edificio de la Antigua casa Municipal, el Puente Colonial de los Naranjos (Decretado Patrimonio Histórico y Cultural del Municipio, por el Alcalde Gerardo De Jesús Durán Mora); ayudó en la apertura de largas travesías “Las Lagunas Coloradas” aprovechadas hoy en día por la nueva y moderna carretera. e. Don Hermes Corti Martínez.

Durante sus largos años de vida constituyó el eje primordial de las proyecciones rurales, nativo de Guaraque. Amante del progreso ya que construyó el fluido eléctrico con sus propios esfuerzos y fundó la Empresa Eléctrica “Libertad” , la cual prestó servicios eléctricos gratuitos a la comunidad. f. Poeta Neptalí Noguera Mora. Sobrino del Presbítero Adonay Noguera Mora y del Dr. Luciano Noguera Mora. Fue uno de los más finos prosistas que ha dado nuestra región, el Liceo de Canaguá lleva con orgullo su nombre. g. Dr. Luciano Noguera Mora. Distinguido hijo de la aldea Capurí; uno de los más relevantes valores de la cultura andina venezolana, catedrático universitario, ex parlamentario y ex gobernador del Estado Mérida. Fue embajador en Perú y Argentina donde nos representó dignamente, al grado tal, que la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima lo distinguió con el honroso título de Profesor Honorario de esa honorable institución hispanoamericana.


En la historia, esta importante distinción solo la han recibido tres venezolanos; Simón Bolívar, en los años esplendorosos de Libertador y creador de naciones; el Dr. Rafael Caldera, estadista, tribuno e intelectual y el Dr. Luciano Noguera Mora, el hijo de Canaguá y de los Pueblos del Sur Merideño. h. Martín Morales. Pintor nacido en Canaguá en el año 1951, artista plástico de renombre nacional e internacional, sus obras pictóricas han sido reconocidas con las siguientes distinciones: Premio Grabado, CONAC; 1ra Bienal Nacional de Dibujo y Gravado, Galería de Arte Nacional, Caracas; Premio Bernardo Rubinsteins, Salón Arturo Michelena, Valencia; Mención Especial, 2da Bienal Nacional de Dibujo y Gravado, Galería de Arte Nacional, Caracas; 1er Premio Gravado en el cuarto salón de Occidente, Mérida; Bolsa de Trabajo, Consejo Nacional de la Cultura para Investigación, Italia. i. Agripina Molina Newman. Dedicó su juventud, su amor y su voluntad al servicio de la enseñanza, fue la primera maestra de escuela de la aldea Guaimaral en donde permaneció durante 28 años ininterrumpidos. Para aquel entonces se carecía de todo en esa aldea y el viaje hasta Canaguá, a lomo de mula, era de 8 horas.


En invierno la situación era más critica ya que los ríos embravecidos se salían de sus cauces, los caminos angostos y fangosos se hacían intransitables, por lo que le tocó pasar varios años las vacaciones del mes de agosto en su escuela, saliendo solo para navidad si había buen tiempo. j. Don Vicente García. Fue quien durante casi medio siglo (1920-1965) abasteció la población de alimentos y materiales agrícolas. Llegó a tener el arreo de mulas más numeroso que haya existido en la región. Lo que también se traducía en fuente de empleo para muchos padres de familia que se desempeñaban como “peones o arreadores” de mulas. Es el hombre que ha llegado a poseer las mayores extensiones de terreno. Sus fincas y ganados representaban un 40% de la riqueza total del pueblo. k. José Eustorgio Rivas Torres. Nacido en Aricagua, pueblo del sur merideño.


Los Canagüenses debemos sentirnos en deuda con quien en vida luchó denodadamente por llevar los aires de civilización y modernismo al pueblo, así como por elevar el nivel cultural de sus moradores. Inició la apertura de la carretera que comunicara Santa Cruz de Mora, El Molino y Canaguá; trayendo consigo el arribo del primer vehículo automotor al pueblo , el 14 de marzo de 1954. Y un año más tarde inició la construcción de la carretera Canaguá, Quebrada de El Barro, Capurí, Mesa de Quintero y Guaraque. Culminó el Templo Parroquial en el año 1956. Estimuló la construcción e instalación de la segunda planta eléctrica para el mismo año y promovió la construcción de varios acueductos. Fue fundador de Santa María de Caparo en tierras de “Guayanito”, capital del Municipio Padre Noguera cuyo epónimo es el abate Adonay Noguera Mora, y se distinguió como escritor de refinada pluma, donde resaltó en varias de sus obras todo lo relacionado a los orígenes, idiosincrasia, cultura y bellezas escondidas de los Pueblos del Sur del Estado Mérida.


CABE DESTACAR QUE FALTAN MUCHISIMAS PERSONAS POR NOMBRAR QUE HAN DADO A ESTES BELLO PUEBLO MERIDEÑO SU VALIOSO APORTE Y VALOR AGRAGADO.

CABE DESTACAR QUE EL MINISTERIO DE TURISMO VENETUR ESTA INICIANDO LO QUE ES LA RUTA DE LIBERTADOR UN PLAN TURISTICO QUE CONSISTE EN UN RECORIDO POR LOS PUEBLOS QUE RECORRIERON NUESTROS LIBERTADORES ENTRE LOS CUALES ESTAN LOS PUEBLOS DEL SUR DEL ESTADO MERIDA.

http://rutalibertador.mintur.gob.ve/queEsLaRuta.php

ESTO ES UNA PARTE DE NUESTRA HISTORIA, CANAGUA ES UN PUEBLO CON MUCHO POTENCIAL HUMANO, TE INVITAMOS A CONOCER MAS DE LOS PUEBLSO DEL SUR DE ESTADO MERIDA.

Fuente:
merida.gov.ve/portal-alcaldias/historia.

viernes, 26 de marzo de 2010

Guanches, silbidos y rondallas en hermandad canaria

Una añeja estampa de Juan Vicente Camacho nos retrata al espontáneo isleño que se ganaba la simpatía de los bellacuelos caraqueños asomados a su pulpería para hartarse de cuanta golosina encontraran en el manirroto Miguelacho, partidario de la causa republicana mientras su mujer era encendida correligionaria del Rey de España.

La página nos revela que isleños hubo siempre aquí y que tomaron parte de lo cotidiano para perpetuar su larga y ventajosa estada, echando raíces y aportando cuanto les fue de suyo para congeniar con esta tierra generosa que descorrió sus portones y abrió el corazón de la patria para albergarles con su esfuerzo, tesón, alegría y devoción.

Razón tienen para el agregado fervoroso de Octava Isla, sumada a las 7 del archipiélago, a saber: Gran Canarias, La Palma, Tenerife, El Hierro, Fuerteventura, La Gomera y Lanzarote. No en balde figura este suelo como el más propicio para el aposento de canarios en América y el más numeroso establecimiento isleño del Nuevo Mundo.

Agradezco el privilegio del Hogar Canario de Mérida –a Milagros Francisco y doña Mary Expósito- para hacer de coanfitrión en el XVI Festival de Tradiciones y Folklore Canario 2009, celebrado aquí el 11 de octubre con una treintena de agrupaciones que se lucieron en usanza isleña, acompañados de doña Guillermina Hernández, Viceconsejera de Emigración y Cooperación con América del Gobierno canario, Miguel Ángel Machín, Director de Relaciones con América, Juan Ramón Rodríguez. Alcalde de Los Llanos de Aridane y Jacinto Pérez, Delegado de las islas para Venezuela.

Este año los canarios de toda Venezuela dirigieron su festival a encumbrar la memoria de su ancestro, representada en el gentilicio “guan chenech” que en Tenerife se hizo voz para designar “guanches” a los nativos moradores de las islas. En Mérida desplegaron su fortaleza cultural con rondallas, cuerpos de bailes, danza y deslumbrante boato.

La cita anual, sucesión de 15 eventos similares, recorre el país apiñando a la familia canaria, consolidando su estimación colectiva y fortaleciendo la identidad por lo raigal en gastronomía, indumentaria, geografía e historia, con énfasis en promover entre las nuevas generaciones la necesaria emoción y querencia que tanta falta hace a todos.

No puede esconderse la brizna de sangre canaria que tenemos. Merideños como don Tulio, revelaron el franco ascendente y Presidentes de la República militaron en los apellidos que venían de Tenerife “la isla de la eterna primavera”, Fuerteventura “el viejo país canario”, La Palma “La isla verde”, La Gomera, donde Colón oyó misa antes de zarpar a América, Lanzarote “paraíso de labrantío” o El Hierro “de la rancia tradición”.

Nos sorprendió la simpatía del silbo isleño, suerte de lenguaje que salva barrancos y montañas de La Gomera y que hoy el campesino sureño en Mérida reproduce con envidiable parecido en idéntica circunstancia de accidente geográfico y ocasión de cercanía. Tal es la fuerza del legado insular.

Hurgando papeles hemos topado la presencia del apelativo nuestro en lugares de Extremadura, La Palma y Tenerife, con mayor recurrencia que en Felgueires de Portugal, donde forjó solar y escudo el apellido que vino al continente en 1633, procedente de Vigo, Galicia, según la crónica colonial.

Con los canarios hemos celebrado el XVI Festival de Tradiciones y Folklore, calibrando la esencia cultural que sigue la ruta de hacer vigente su sentido de pertenencia histórica. El derroche de esplendor en arreglos vocales, música y danzas nativas, satisfizo la velada inolvidable. Ojala y su nivel pueda ser calcado entre los merideños, para la provechosa proyección de una ciudad con vocación cosmopolita.





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Emilio Maldonado o la clarividencia de un merideño

Ramón Sosa Pérez

Fino observador, imaginativo y perspicaz. Generoso en la amistad y “sobremanera sencillo, como correspondía a su profundo saber y a su modo peculiar de pensar”, de acuerdo a la docta expresión de don Pedro Nicolás Tablante, biógrafo suyo, en el elogio que, por mandato del Rector Perucho Rincón, hiciera en el Paraninfo universitario.

La declaración pertenece a un merideño cuyo nombre es suficiente para enarbolar el estandarte de su erudición: Emilio Maldonado López, nacido el 15 de septiembre de 1860 en el corazón de esta villa, unos 5 días más tarde que el tradicionista Gonzalo Picón Febres y a 4 meses del natalicio de su coterráneo Tulio Febres Cordero. Tan parejas fechas son dignas de grata significación para Mérida, de grata adhesión humanística.

Don Emilio procedía de ilustre linaje, hijo de don Juan José Maldonado, animoso guerrero que acompañó al General Páez en la gesta patria, en atención a los apuntes del padre José Humberto Quintero en 1953. Reclamaba con justicia su cepa en línea de parentela con Juan de Maldonado “fundador de esta Mérida serrana y atribuida por fantasía de historiadores a Juan Rodríguez Suárez”, según su verbo lapidario.

Al despuntar su mocedad, la muerte del maestro Juan José lo dejó en orfandad, al cuidado de doña Juana Clímaco y por asociación espiritual en compañía de su hermana Juana Paula, suerte de lazarillo de sus quimeras. Un cuaderno de pulcra caligrafía, que debió caer en manos de algún pícaro, Emilio daba cuenta que se había matriculado en la Universidad, con apenas 17 años de edad, para estudiar Ciencias Filosóficas.

Con talento y aplicación envidiables, el joven obtuvo la probidad necesaria para avanzar con sorprendente rapidez en el escalafón de suficiencia, gracias a su habilidad en los niveles de aprendizaje. En los años subsiguientes obtuvo primer lugar y mención sobresaliente y el 26 de noviembre de 1881 concurrió ante el Rector para exigir la Licencia, mientras hacía el petitorio de su paga como docente que desempeñaba al tiempo. El documento es revelador de la exigua estrechez económica en que se hallaba.

Fue catedrático interino en la universidad, gracias a la sapiencia demostrada en los niveles de aprendizaje. El 6 de diciembre de 1881 egresó en Filosofía y a los 5 años le fue conferido el grado de Agrimensor, con refrenda del célebre investigador Eusebio Baptista, según certifica su expediente universitario.

Riguroso discípulo de la ciencia, no se cansó de estudiar jamás. Dibujante aventajado, lector ambicioso y explorador de cuanto le reportara oportunidades de indagación. Junto a su hermana Juana Paula se empeñó en una labor de investigación sin precedentes. Ejerció la cátedra universitaria por más de 60 años con brillantez en Dibujo lineal, Filosofía Matemática, Cosmografía, Etimología Latina y Física.

A la par de estas tareas, no dio tregua a la investigación y fue oportuno servidor público como Registrador de Mérida, habida cuenta de su pericia en la mensura de tierras, que le permitió internalizar en el alma citadina, al transar desavenencias en reparto de tierras que, por respeto y sapiencia, cedían a la ordenanza de don Emilio Maldonado.

Mucho más pudiera decirse de este grande hombre, investigador a tiempo completo y honra del gentilicio merideño, al punto que en 1935 la Academia de Ciencias Físicas. Matemáticas y Naturales de Venezuela le honró como Miembro Correspondiente Nacional. Sólo 2 instituciones educativas llevan su nombre, una en Timotes y otra en Mucutuy. En esta última, transcurrió mi educación primaria. Don Emilio Maldonado es el gran desconocido para las nuevas generaciones de merideños.

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